lunes, 16 de julio de 2012

Hartazgo vs Admiración


Cansado de algunos inútiles y asombrado de la magnificencia de otros muchos.

Hoy he pasado de un sentimiento de hartazgo a otro de admiración y vergüenza torera leyendo las noticias.

Hartazgo por ver como hay personas que compraron una vivienda normal, sin lujos ni excesos, asumiendo para ello hipotecas razonables, van a ser desalojados por haber ido al paro por falta de actividad empresarial. No todo son derrochadores y especuladores. No es justo juzgar a todos con el mismo rasero.

Hartazgo por ver como el poder económico está imponiendo lentamente su ley a todos y cada uno de los países, en lo que está siendo un golpe de estado silencioso y por todos tolerado. A cambio de ayudas para los bancos españoles, a quienes ya pagamos nuestras deudas todos los meses, tenemos los españoles que ceder la soberanía en asuntos tan vitales como la gestión tributaria y económica del país. Eso, en palabras llanas, es todo menos decidir como se fomenta la cultura y como se castiga un delito ajeno a bienes patrimoniales. Prefiero que desaparezcan los bancos a que sea una troika, mandatarios de los “mercados”, los que decidan en lugar de nuestros legítimos representantes (aunque inútiles), que hacer y como hacerlo.

Hartazgo por ver como el Estado no hace sino empeorar la situación, derrochando en épocas boyantes y despidiendo y recortando en épocas malas, gobernado por cabezas huecas (y en muchos casos presuntos corruptos), que lo único que saben es arrimarse al árbol que más sombra da,.

El estado, en una economía de mercado, debe estar en segundo plano y actuar como una amortiguador que corrige los fallos de esas leyes de mercado. Debe ahorrar en épocas de bonanza, velar porque eso no lleve a creación de burbujas y corregir de inmediato cualquier ralentización de la economía, por pinchazo de una burbuja. Debe suplir la inversión privada cuando ésta no se da y reservar recursos cuando la iniciativa privada hace innecesaria su intervención.

Hartazgo por ver como ahora los políticos quieren apuntarse un tanto cuando piden la comparecencia en el Congreso de los directivos de las entidades financieras quebradas, algo que en realidad se hace para salvar la cara, tras una lógica reivindicación pública y cuando la justicia ya ha aperturado diligencias previas para investigar lo ocurrido.

Pero todo no es hartazgo, hoy también he sentido admiración por ver que hay gente que es capaz de salir a la calle a apoyar las reivindicaciones de los mineros aunque no hayan visto una mina en su vida, ni sepan de su dureza. No sé si la mina es una industria a salvar, pero sí que si cambiamos el modelo productivo se ha de prever políticas para evitar que los trabajadores del sector sufran las consecuencias.

He sentido admiración por los integrantes del movimiento 15M que han conseguido reunir dinero para presentar una querella contra los directivos de las entidades financieras que nos han llevado a la ruina colectiva. Algo que además de admiración me hace sentir vergüenza torera por no hacer lo que también, y especialmente en mi caso, pude hacer.

He sentido admiración por esas personas que siguiendo un concepto moral y ético de la justicia han evitado que una madre con dos hijos se quede en la calle al no poder pagar una hipoteca para adquisición de una vivienda necesaria y para nada suntuosa.

Las normas existen y se deben respetar, pero su aplicación ha de ser desde la consideración de todos los factores y hechos, no parcial, y es un principio básico de cualquier cuerpo normativo el que no se puede proteger el beneficio que surge de la negligencia o culpa del responsable. En derecho se dice que el que ha actuado negligentemente (con culpa) no puede obtener beneficio de su propia culpa o negligencia. Todos estamos de acuerdo en que un maltratador no debe recibir pensión de viudedad si mata a su esposa. Pues igualmente un banco, miembro del sector financiero, cuyos excesos han provocado esta crisis y el paro de sus clientes, no debería poder adjudicarse el inmueble adquirido con el dinero prestado por el 60% de su tasación (conservando el derecho a reclamar el resto frente a otros bienes del deudor o sus avalistas), cuando el deudor no paga porque no tiene trabajo ni ingresos para reintegrar el préstamo. Otra cosa sería que el deudor no pagase el préstamo por mala fe o causa ajena a la crisis, o porque hubiese sido concedido para una vivienda suntuosa o por encima de las posibilidades económicas del deudor.

He sentido admiración por los jueces-magistrado que así lo han expresado en varias sentencias, estimando que la deuda quedaba saldada con la adjudicación del inmueble, por entender que lo contrario, pese a ser ajustado al literal de la norma, sería injusto por ir contra el principio precitado de no permitir el beneficio del culpable.

He sentido admiración por esa madre soltera que iba a ser desahuciada, que aun en esa situación límite, oportunamente solventada con la concesión de un piso de protección (alquiler de 70.-Euros/mes) y el aplazamiento de su lanzamiento, ha sabido ver y destacar que el problema no es la vivienda en este país (viviendas hay más que personas necesitadas de ellas), sino la falta de empleo. Como bien señala, da igual lo barato que sea el alquiler si no encuentra trabajo para poder pagarlo.

¿Cómo es posible que una madre soltera sin asesores ni información privilegiada vea las cosas más claras que todos los cerebritos que tenemos por representantes en las cámaras? Aquí sólo se habla de inyectar liquidez, de salvar a la banca y de recortar puestos y costes. La administración parece que va a recortar en personal y pagas extra. Los bancos intervenidos deberán recortar personal y cerrar sucursales. Y el IVA, impuesto indiscriminado e injusto como el que más, parece que subirá una vez más.

En una sociedad con un paro insostenible, ¿cómo puede ser considerado una solución elevar el número de personas sin ingresos, reducir el poder adquisitivo de los que trabajan y encima encarecer todo al subir el IVA? Hasta un niño entiende que echar gasolina a un fuego no es apagarlo.

Hasta un niño entiende que las empresas necesitan vender para subsistir y que sin poder adquisitivo o ingresos nadie consume.

Hasta un niño entiende que si no hay beneficio, no se pueden pagar deudas y que dar dinero a una entidad quebrada y sin actividad, es tirar el dinero. Da igual cuales sean las condiciones del préstamo porque no podrá reintegrarlo pues nada produce.

La economía de libre mercado es un circulo vicioso, que tiende a retroalimentarse en un sentido positivo o negativo hasta el extremo. Es papel del estado el controlar que se retroalimente en sentido positivo pero sin llegar al extremo de agotarse.

Ahora lo que está haciendo es animarlo para que se retroalimente negativamente hasta que no quede nada.

Menos mal que aun hay gente, mucha, con conciencia y con los arrestos de pelear por lo que es suyo y por que no le tomen el pelo con su aquiescencia.

Y por último, siento orgullo de poder ver que incluso en un cabreo monumental y una situación terrible, la gente me ha dado motivos para sentir admiración más veces que hartazgo.

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