domingo, 8 de enero de 2012

Unos vienen, otros se van


Un año más nos encontramos ante la incertidumbre derivada del cambio de almanaque, ese acto aparentemente ridículo y casi anecdótico, que, sin embargo, nos incita a un análisis melancólico de lo ya pasado, un ejercicio mental de autocrítica y el consiguiente listado de propósitos de enmienda. No obstante, analizado fríamente es sólo un día más, en el cual los medios de comunicación se empeñan en recordarnos lo ocurrido en los 365 días anteriores y llenarnos la cabeza de expectativas y nuevos deseos.

No cabe duda que es importante que nos ayuden a este reseteo anual, contribuyendo al cierre de un ciclo para dar lugar a uno nuevo.

Pues bien, en mi caso, este año supone una vez más la confirmación de que la energía, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Esta máxima de la naturaleza se ve reflejada en cada nuevo dato demográfico y supone la demostración empírica de que lo realmente importante es aquello que afecta directamente a esta evolución energética. El resto de cosas son simples distracciones que nos ayudan a amenizar este tránsito.

Es por ello, que cada nuevo acontecimiento vital ha contribuido a mi aprendizaje, enseñándome que no debemos preocuparnos más que por lo que realmente importa. En este sentido, el pasado año lo recordaré por el descubrimiento personal sobre la energía. Entender que cuando notes que tu energía se está destruyendo, alejándose atraída por el abandono de la ilusión, sólo nos queda redirigir esa energía hacia un nuevo objetivo; es decir, transformarla para que continúe ahí. Sólo el ser humano es capaz de destruir la energía, ya sea propia o ajena, a base de minar el ánimo y la ilusión, fomentando la entropía hasta alcanzar cotas insospechadas.

En estos casos, invito a todos a recapacitar y reencontrarse con sus sueños e ideales, localizar el problema que no nos permite ver la energía, y encontrar un nuevo enfoque desde el cual poder verla mejor, pues ya sabemos que siempre está. Solo es cuestión de saber hacia donde mirar.

Sin embargo no todo es bonito, en lo que a la energía se refiere. El propio proceso de transformación supone una rotación de la energía entre los diferentes seres vivos que pueblan la Tierra. Ello significa que debemos asumir despedidas, del mismo modo que celebramos las nuevas incorporaciones. Una vez más, la naturaleza es implacable, de nosotros depende ser capaces de objetivizar dicha máxima para valorar a aquellos que se van por lo que nos pudieron aportar, aquello que no olvidaremos, y por contribuir en su ciclo vital a la llegada de otros repletos de ilusión y energía. Con ello, aprovechar los ejemplos positivos para asumir mejor los negativos, y despedir con una sonrisa tan triste como orgullosa a nuestros, por siempre, seres queridos.

Por tanto, dicho esto, lo más importante de este año que se va, es que lo hace tal y como empezó, repleto de ilusión y esperanza por los nuevos proyectos de vida en los que nos vemos sumidos, y por los cuales, sin duda, deberemos luchar a lo largo de este nuevo año y los que estén por llegar. Poder decir esto en los momentos que corren, ya es motivo más que suficiente para afrontar este 2012 con una enorme sonrisa, dispuesto a participar de este flujo energético en que nos encontramos bajo un filtro de ánimo y optimismo.

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