martes, 27 de marzo de 2012

El miedo como medio de manipulación


De un tiempo para acá, el empleo del miedo como medio de manipulación es indiscriminado y para nada discreto. Desde una famosa marca de neumáticos que alude a que si no montas sus neumáticos sufrirás un accidente con tu hijo en el coche (ahí, atacando al instinto paternal sin remilgos), pasando por una empresa de alarmas que directamente te insinúa la posibilidad de que unos desalmados entren en tu casa a matar a tu familia, y hasta los políticos, que en lugar de vender utopías como antaño, se promocionan a base de anunciar el mal que te hará el otro si gana.

Hemos adoptado y aceptado una actitud cobarde y negativa. Ya no se trata de venderte que el neumático es mejor porque tiene un mayor nivel de adherencia respecto a la competencia, hecho que debería decantar la adquisición a igualdad de precio. Se trata de "acojonarte" para decirte que si no montas ese neumático, puedes sufrir un accidente, para que por miedo y para calmar una preocupación inducida, compres esos neumáticos. Está bien llevar lo mejor y cuidar de tu automóvil, pero por sana responsabilidad, no por miedo.

Ya tampoco se trata de que un político te diga como solucionaría los problemas que hay, y muchos, sino de meterte miedo respecto de la opción contraria. No te empujan a votar por líneas de actuación frente a los problemas sino a evitar el mal del contrario.

Es una manipulación constante, en todos los aspectos de tu vida, que llega a producir tal miedo a cosas cuyo nivel de incidencia es mínimo, que se llega incluso a justificar:

- llevar a tu hijo atado por la muñeca al súper  para que no te lo quiten (lo he visto en Inglaterra).

- que haya un control permanente de la circulación, con fines claramente recaudatorios, por miedo a esos supuestos suicidas que conducen a más de 120 km/h en carreteras de cuatro carriles (no sé si se matará menos gente prudente que antes, pero su miedo ha llevado a que media España ande pidiendo puntos del carné prestados y pagando multas bien cuantiosas).

- que se puedan cerrar páginas de Internet sin procedimiento judicial o llevado al extremo. El miedo ha llevado a que la mayoría de la gente apruebe el que se vaya a controlar Internet, e incluso que nos conviertan en policías forzosos, como acaba de ocurrir en Francia, donde de la Ley Hadopi (Ley Sinde-Wert aquí) van a pasar a otra norma más dura que ya no sólo criminaliza a quien sube contenidos infringiendo derechos de autor o con fines criminales o ilegales, sino que también van a perseguir a quien acceda a esos contenidos. Ya sabe: “tenga cuidado con lo que lee”. En España no se ha planteado nada del estilo aún, pero viendo nuestro historial de plagios de normas restrictivas y desmesuradas…

- Y por último y más grave. El miedo nos ha llevado a aceptar la violación de derechos humanos o incluso una ¡guerra preventiva!

¿Os imagináis que al ir por la calle cualquiera se sintiese legitimado para pegar un tiro al transeúnte que le diese la sensación de que le va a atracar o a matar? Pues los estadounidenses y en general todos los países occidentales hemos llegado a aceptar esa “justicia” o “norma de conducta” cuando nos hemos metido en Irak o Afganistan a dar bombazos, causando miles de muertos.

Todos esos sinsentidos no se podrían hacer en contra de la opinión mayoritaria, pero el problema es que hay un sector que cree que en Irak había armas para enviar a cualquier parte del mundo a matar miles de personas o que en Internet sólo hay cosas malas, que sólo sirve para pervertir a sus hijos, sin darse cuenta de que es la mayor ventana a la información y a la cultura que jamás ha existido.

La única esperanza que tengo es que de tanto que abusan del miedo, el resultado se vuelva contra los manipuladores. Por poner un ejemplo, en Andalucía en las últimas elecciones parecía que el miedo a más ERE’s y demás corruptelas empujaría el voto al PP y que el miedo a los recortes se lo quitaría. Al final se han quedado prácticamente como estaban ambos partidos, pues las campañas de miedo que ambos han desarrollado sin ningún tipo de tapujo ha llevado a la abstención o el voto a la izquierda pura de izquierda unida.

Sí, sé que de boquilla todos dirán que la gente no vota y la participación disminuye por irresponsabilidad y apatía, pero en el fondo saben como yo, que hay mucha gente, sobre todo joven, que no quiere votar por miedo y tener que elegir al menos malo. Gente que quiere optar y decidir por la mejor opción, desde un punto de vista positivo y con miradas en el largo plazo. A la juventud no se le mete miedo con la derecha o la izquierda, pues son conceptos vacíos para nosotros que no vivimos la guerra civil o la mundial.

Somos una generación que se aproximó a Internet con objetividad, sin prejuicios y descubrió un arma para grandes cosas y somos una generación que, espero, está cansada de que la intenten manipular con el miedo.

domingo, 4 de marzo de 2012

Falsa solidaridad


Últimamente se habla mucho de que los bancos van a acordar un código de buenas conductas con el Gobierno para que en caso de familias en riesgo de exclusión se acepte la dación en pago como forma de abonar y cancelar la deuda por la hipoteca.

Cuando un jurista escucha eso, no puede más que dejar escapar una sonrisa maliciosa, por no llorar, puesto que a uno le tomen por tonto no es plato de buen gusto, nunca. Yo no me creo que los bancos son buenos o que el Gobierno de repente ha mordido la mano que le da de comer.

Me explico:

- Lo primero por lo que a uno se le tuerce el gesto es por lo de “Código de buena conducta”. Ese eufemismo no significa norma vinculante, sino conducta recomendable, el comportamiento ideal pero no obligatorio. ¡Como si la banca tuviera algún tipo de código ético más allá del máximo beneficio!

La banca está permanentemente torciendo determinadas normas legales (tipo suelo, contratos SWAP, etc…), incluido las que le son de exclusiva aplicación (normas de Basilea), lo que les ha llevado a situaciones de auténtica insolvencia, y ahora quieren que nos creamos que van a respetar un código de buenas conductas… Si el banco lo respeta será por su propio interés, que no lo dude nadie.

- Pero es que además, a uno se le tuerce el gesto cuando escucha que se aplicará en los casos de “familias en riesgo de exclusión”, primero porque es un término indeterminado y vago que puede ser sujeto a muy diferentes interpretaciones, lo que genera inseguridad jurídica y segundo y más importante, porque es un eufemismo de “total y absoluta insolvencia, actual y futura”, lo que de hecho hace más ventajoso para el banco la dación en pago que una ejecución judicial hipotecaria.

Se supone que una familia en riesgo de exclusión social es una familia cuyo único patrimonio está constituido por el inmueble hipotecado y donde ningún miembro de la familia tiene trabajo o ingresos económicos. En esa situación es evidente que el banco de acudir a un procedimiento judicial, sólo va a conseguir cobrar a través de la adjudicación del piso. No hay dinero para embargar y probablemente nadie acudirá a una subasta para adjudicarse un piso por un valor mínimo elevado (la norma establece un valor mínimo y además hay que hacer un depósito del 20% de la valoración para acudir a la subasta).

Así las cosas, si al final el banco se va a adjudicar el inmueble, por el valor o importe mínimo establecido por la ley (60% valor de tasación) para supuestos de subastas desiertas y nada más, ¿para qué acudir al Juzgado, pagando abogado y procurador, cuando puedo quedármelo de forma mucho más rápida y barata a través de una dación de pago? ¿Para que gastar en costas judiciales y soportar retraso si tengo claro que el diferencial no lo voy a cobrar?

Que no nos engañen, los bancos ya están aceptando daciones de pago en situaciones tan extremas como las planteadas por el Gobierno. Una familia sin ningún ingreso económico o trabajo, va a entrar normalmente en una situación muy desgraciada y que no debería existir en un país como el nuestro, que le va a impedir en la mayoría de los casos y por mucho tiempo, llegar a tener ingresos o un patrimonio como para reintegrar la parte del préstamo no cubierto por el inmueble hipotecado.

Si al final el banco hace números con base en las estadísticas, a nivel global le sale más barato adjudicarse mediante dación de pago los inmuebles de esas familias insolventes, que iniciar una ejecución hipotecaria durante años, tener que abonar todos los créditos preferentes a su hipoteca y una vez que se lo adjudique y hasta que encuentre un comprador, abonar IBI, comunidad, etc… Por no hablar de que en la dación de pago el propietario deudor se marcha voluntariamente y así el banco evita las imágenes en televisión de desahucios que socavan su imagen corporativa.

Y que conste que no digo, ni diré, que todos los deudores hipotecarios morosos son unos santos y que la culpa es exclusivamente de los bancos, pues de todos es sabido que ha habido mucha gente que en las vacas gordas se ha lanzado sin mirar si había agua en la piscina, viviendo muy por encima de sus posibilidades. Gente que ahora intenta culpar a otro. Cada caso es muy específico y no se puede generalizar. No entro en quien es más culpable, no entro en la relación entre cliente y banco. Lo que digo es que no puedo creerme que los bancos, de golpe, se van a regir por normas éticas comunes al resto de los mortales. Los bancos se rigen y regirán por la búsqueda del máximo beneficio, algo legítimo mientras no se abuse de la posición o se usen medios ilegítimos.

Lo cierto es que el banco presta el dinero con la finalidad de ganar un buen dinero, tanto por comisiones de apertura o estudio, como por los cuantiosos intereses que ha percibido durante la vigencia del préstamo. Y es el banco el que con ese ánimo de lucro acepta un riesgo y determina el valor a efectos de subasta del inmueble, desde que se firma la escritura pública de la hipoteca. ¿Por qué luego no acepta el riesgo asumido y se da por satisfecho siempre con la entrega de un inmueble que valoró unilateralmente por valor superior al dinero prestado?

Pero es más, si las tasaciones estaban hinchadas, ¿por qué no les piden cuentas a las entidades tasadoras? Entidades que, además, imponían los bancos al consumidor. La empresa tasadora la elegía el propio banco, no el cliente.

¿Cuantos habremos escuchado la conversación típica del banco con el perito tasador por teléfono? “Mira, soy Perenganito del banco, que estoy con el cliente interesado en comprar la casa que estás tasando; que el cliente va a pedir prestado xxxxx.-Euros, luego para que la central me apruebe la operación la tasación ha de ser de al menos xxxxxx.-Euros.”

Eso ha ocurrido, todos lo sabíamos y todos lo hemos aceptado. Ahí en realidad lo que el banco hacía, bajo la apariencia frente al cliente de que engañaban a la “entidad”, era torcer las normas que rigen el riesgo máximo que la entidad puede asumir al prestar un capital con garantía hipotecaria (supuestamente el 80% del valor del inmueble y con una cuota de amortización e intereses que no exceda el 30% de los ingresos fijos de la familia o cliente). Las tasadoras entraron en el juego e inflaron de forma descarada las tasaciones, básicamente porque cobran en base al valor del inmueble tasado… Pero ahora nadie les pide que asuman su parte de responsabilidad.

Los bancos han tenido beneficios brutales durante los años de vacas gordas, en base a la asunción de un riesgo que ahora no les obligamos a asumir. Se les han entregado cantidades desorbitadas de dinero a fondo perdido, en avales estatales y por préstamos a intereses ridículos (del BCE) para que vuelvan a prestar a los consumidores. La realidad es que sólo hemos tirado el dinero en un hoyo. No hemos cambiado nada esencial, ni hemos pedido cuentas a los responsables, así que nada cambiará, no hay crédito para los ciudadanos y empresarios y el dinero que les hemos prestado no servirá más que para tapar boquetes y engrosar los bonus de los directivos.