De un tiempo para acá, el empleo del
miedo como medio de manipulación es indiscriminado y para nada discreto. Desde
una famosa marca de neumáticos que alude a que si no montas sus neumáticos
sufrirás un accidente con tu hijo en el coche (ahí, atacando al instinto
paternal sin remilgos), pasando por una empresa de alarmas que directamente te
insinúa la posibilidad de que unos desalmados entren en tu casa a matar a tu
familia, y hasta los políticos, que en lugar de vender utopías como antaño, se
promocionan a base de anunciar el mal que te hará el otro si gana.
Hemos adoptado y aceptado una actitud
cobarde y negativa. Ya no se trata de venderte que el neumático es mejor porque
tiene un mayor nivel de adherencia respecto a la competencia, hecho que debería
decantar la adquisición a igualdad de precio. Se trata de "acojonarte" para
decirte que si no montas ese neumático, puedes sufrir un accidente, para que
por miedo y para calmar una preocupación inducida, compres esos neumáticos.
Está bien llevar lo mejor y cuidar de tu automóvil, pero por sana
responsabilidad, no por miedo.
Ya tampoco se trata de que un político te
diga como solucionaría los problemas que hay, y muchos, sino de meterte miedo
respecto de la opción contraria. No te empujan a votar por líneas de actuación
frente a los problemas sino a evitar el mal del contrario.
Es una manipulación constante, en todos
los aspectos de tu vida, que llega a producir tal miedo a cosas cuyo nivel de
incidencia es mínimo, que se llega incluso a justificar:
- llevar a tu hijo atado por la muñeca al
súper para que no te lo quiten (lo he
visto en Inglaterra).
- que haya un control permanente de la
circulación, con fines claramente recaudatorios, por miedo a esos supuestos
suicidas que conducen a más de 120 km/h en carreteras de cuatro carriles (no sé
si se matará menos gente prudente que antes, pero su miedo ha llevado a que
media España ande pidiendo puntos del carné prestados y pagando multas bien
cuantiosas).
- que se puedan cerrar páginas de
Internet sin procedimiento judicial o llevado al extremo. El miedo ha llevado a
que la mayoría de la gente apruebe el que se vaya a controlar Internet, e
incluso que nos conviertan en policías forzosos, como acaba de ocurrir en
Francia, donde de la Ley Hadopi (Ley Sinde-Wert aquí) van a pasar a otra norma
más dura que ya no sólo criminaliza a quien sube contenidos infringiendo
derechos de autor o con fines criminales o ilegales, sino que también van a
perseguir a quien acceda a esos contenidos. Ya sabe: “tenga cuidado con lo que
lee”. En España no se ha planteado nada del estilo aún, pero viendo nuestro
historial de plagios de normas restrictivas y desmesuradas…
- Y por último y más grave. El miedo nos
ha llevado a aceptar la violación de derechos humanos o incluso una ¡guerra
preventiva!
¿Os imagináis que al ir por la calle
cualquiera se sintiese legitimado para pegar un tiro al transeúnte que le diese
la sensación de que le va a atracar o a matar? Pues los estadounidenses y en
general todos los países occidentales hemos llegado a aceptar esa “justicia” o
“norma de conducta” cuando nos hemos metido en Irak o Afganistan a dar
bombazos, causando miles de muertos.
Todos esos sinsentidos no se podrían
hacer en contra de la opinión mayoritaria, pero el problema es que hay un
sector que cree que en Irak había armas para enviar a cualquier parte del mundo
a matar miles de personas o que en Internet sólo hay cosas malas, que sólo
sirve para pervertir a sus hijos, sin darse cuenta de que es la mayor ventana a
la información y a la cultura que jamás ha existido.
La única esperanza que tengo es que de
tanto que abusan del miedo, el resultado se vuelva contra los manipuladores.
Por poner un ejemplo, en Andalucía en las últimas elecciones parecía que el miedo
a más ERE’s y demás corruptelas empujaría el voto al PP y que el miedo a los
recortes se lo quitaría. Al final se han quedado prácticamente como estaban
ambos partidos, pues las campañas de miedo que ambos han desarrollado sin
ningún tipo de tapujo ha llevado a la abstención o el voto a la izquierda pura
de izquierda unida.
Sí, sé que de boquilla todos dirán que la
gente no vota y la participación disminuye por irresponsabilidad y apatía, pero
en el fondo saben como yo, que hay mucha gente, sobre todo joven, que no quiere
votar por miedo y tener que elegir al menos malo. Gente que quiere optar y
decidir por la mejor opción, desde un punto de vista positivo y con miradas en
el largo plazo. A la juventud no se le mete miedo con la derecha o la izquierda,
pues son conceptos vacíos para nosotros que no vivimos la guerra civil o la
mundial.
Somos una generación que se aproximó a
Internet con objetividad, sin prejuicios y descubrió un arma para grandes cosas
y somos una generación que, espero, está cansada de que la intenten manipular
con el miedo.
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