miércoles, 28 de septiembre de 2011

La plancha y el calentamiento global

Hoy estaba planchando recién levantado, y se ha producido uno de esos momentos de extraña lucidez, que afortunadamente no ha traído como consecuencia el “descarte” de una camisa.

Mientras planchaba, he imaginado cuanta gente habría en España haciendo lo mismo que yo, planchar la ropa del trabajo con un electrodoméstico, que en el mejor de los casos tiene una potencia=consumo, de 2.500 watios.

A continuación me ha venido a la cabeza dos cosas que se han hecho o promovido recientemente para el ahorro energético y combatir el calentamiento global y me he dado cuenta de que sólo se les ocurren medidas “tocahuevos”. A saber: reducir el límite de velocidad a 110 Km/h o reducir hasta casi eliminar el aire acondicionado.

Sobre los 110 km/h hay unanimidad, ha sido la “idiotez” más grande del mundo, que nos ha costado a todos los españoles más de 400.000.-Euros en modificación de señales de tráfico. Yo no sé si ahorró los 300.000 litros de gasolina que aproximadamente se puede comprar con ese dinero, y que podríamos haber recibido de gratis con cargo a todos, pero sí que resultó una medida que a todos nos tocó la moral.

En cuanto a lo del aire acondicionado, estoy de acuerdo en que históricamente siempre se ha abusado de él, pero este verano no había quien fuese a determinados edificios públicos o grandes superficies en Andalucía. Un punto medio, habría sido más correcto, creo yo, porque lo que te ahorras en aire acondicionado, lo hemos gastado todos lavando la ropa sudada.

Así, en ese alarde de deducción y concentración mañanera, me he dado cuenta de que nadie ha planteado aun medidas que nos harían a todos más felices y que sí que ahorraría un montón de energía:

            1º Si se prohibiese por ley el planchar la ropa, costumbre que tenía sentido antiguamente con tejidos menos evolucionados, serían 47.000.000 menos de planchas funcionando todos los días o semanas. Suponiendo que cada plancha esté al menos una hora encendida a la semana, alcanzamos una cifra más que bonita, aunque sólo sea atribuyendo un consumo de 2.000 watios a cada plancha.
            Total, ya existen tejidos que no requieren planchado y una camiseta bien tendida tampoco es que sea tan desagradable de ver si no está planchada.
            Además esa hora que ganaríamos todos a lo mejor nos permitía hacer cosas más sanas un domingo por la tarde… lo que redundaría en natalidad y salud.

            2º Si se prohibiese por ley los trajes y las corbatas… vale, no sé si se ahorraría, pero seríamos más felices y seguro que sudaríamos menos en las épocas de calor.
Al menos ya serían menos prendas a limpiar.

            3º Si se eliminase el alquiler físico de películas, obligando a las productoras a alquilar a través de videoclubs online, ya no tendríamos que coger el coche para alquilar, ni desplazarnos y además conllevaría una reducción del coste de cada alquiler.

            4º Si se obligase a la realización de la compra online o por teléfono, no iría cada uno al supermercado con el consiguiente consumo de combustible (cada persona hace el trayecto de su casa al súper y vuelta completo), sería el personal del supermercado el que en un solo trayecto podría servir la comida a unos 15-20 hogares, con el mismo gasto energético que hace un solo cliente. Total, señores, que tanto la carne, como el pescado, como los yogures, vienen ya en paquetes con idéntica calidad. NO HACE FALTA VERLO Y TOCARLO. Y si no, se devuelve.

            5º Si se impusiera el horario europeo en las oficinas, cada trabajador iría y volvería sólo una vez del trabajo y, si no va a comer a casa, al menos ahorraría en restaurantes al medio día. Además al tener más tiempo libre, aquellos que les gusta el deporte, lo practicarían a diario, lo que redundaría en un ahorro en asistencia sanitaria.

            6º Si se crease una base de datos sobre trabajadores en cada localidad, capacitación y lugar de trabajo, se podría evitar que todas las mañanas haya un montón de trabajadores que se cruzan en sus coches para ir a trabajar al lugar de residencia del otro, que tiene la misma capacitación que él. Seguro que ambos trabajadores se plantearían el intercambio de puestos laborales con tal de no comerse un atasco y perder dos horas todos los días.

            7º Según un estudio de Bruselas, si un 10% de usuarios cambiase el coche por la moto, habría un 40% menos de atascos, pero claro eso es cada vez más complejo porque el Sr. Pere Navarro parece tener una clara persecución por las motos. No quiero ni pensar cuanto consumen los coches en ese 40% de atascos que no se evitan.

            8º Si se habilitasen vestuarios y aparcamientos de bicicletas en las grandes empresas, además de autorizar las bicicletas en los metros y trenes (sin limitación horaria), mucha gente dejaría el coche en casa y se ahorrarían más atascos, humos y mala leche. Que somos europeos nada más que para subir la gasolina e impuestos, pero no para emplear más bicicletas como en Holanda o Alemania (donde por cierto llueve más y hace más frio que en España).

            9º Si no fuésemos tan “gilipollitas” con las formalidades a la hora de vestir, mucha gente, mucha buena gente, motera, no tendría que tener una moto y un coche o scooter para ir guapo a trabajar. Tendría un único vehículo, ese que le calienta el ánimo, con el consiguiente ahorro en aceites y sustancias de lubricación de motores que no existirían.

            10º Si se dejasen de imprimir periódicos y se pasasen a plataformas digitales, se dejaría de cortar tantos árboles y no habría un montón de kilos de papel transportados todos los días desde las imprentas a los kioscos.

            Y por último, y más polémico: si se prohibiese la emisión de televisión durante la hora de la comida y siesta (ahorrándonos esos programas de corazón o culebrones de dudosa calidad), todos dormiríamos o nos “querríamos” igual, pero con la tele apagada.

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